Antonio Machado. Fuente de la imagen: www.biografiasyvidas.com/biografia/m/machado.htm |
LA MEZQUINDAD DE LOS MEDIANOS
La envidia es el deporte nacional, muy por encima de espectáculos estrella como el fútbol o Gran Hermano. La envidia es el motor histórico de eso que pomposamente, con la boca llena de bilis y de sangre, proclaman "España".
No aquella envidia admirativa de la que hablaban los antiguos griegos y que suponía un estímulo mimético para la propia superación. Sino la envidia ruin que llevaba al gigante Procrustes a cortar las extremidades de todo viajero de mayores proporciones que su parco lecho, o a estirarlo hasta descoyuntarle los huesos para que alcanzara las medidas, cuando el viajero era de menor tamaño.
Teseo y Procustes. Cerámica ática. Fuente: http://propelperform.com/bed-procrustes/ |
La misma envidia que sacó a hordas sedientas de patriotismo criminal a despedir entre vítores y pendones a las tropas de ocupación, camino del aplastamiento de esos catalanes.
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Por mi situación de profesor desplazado, en los últimos años he ido pasando por algunos de los así llamados "centros históricos", los institutos más antiguos y de más prestigio de la capital, que no hace muchos meses fueron galardonados por la presidenta de la Comunidad con una medalla distintiva simplemente por eso, por "antiguos", olvidando y menospreciando en el día a día a tantos centros de estudio que, haciendo milagros con la desatención presupuestaria y dotacional, trabajan sin premio para ofrecer una educación igual para todas y todos y de calidad en zonas urbanas menos distinguidas pero mucho más necesitadas.
En algunos de estos institutos de rancia tradición, es costumbre convocar a los nuevos profesores recién incorporados para una visita guiada por las dependencias. Dos de estas visitas han sido tremendamente ilustrativas del ambiente intelectual que en ellos se respira.
En el primero de estos institutos, cuyo nombre lógicamente no daré por razones obvias, la propia jefa de estudios comentaba, con entonación de cotilleo doméstico, que en dicho centro impartió clases Antonio Machado, y aún conservan las actas donde se puede comprobar las veces que el poeta faltó a clase, debido a su situación amorosa.
En otro de ellos, con guiño de compadre, se nos señaló como timbre de honor del instituto el certificado escolar de Antonio Machado como estudiante histórico del centro, resaltando socarronamente el número de suspensos que allí figuran.
Ni una ni otro hicieron la mínima alusión a su poesía.
Antonio machado en el Café de las Salesas. Fuente: www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/antonio-machado-cafe-salesas |
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