"Ven. Siéntate conmigo en el césped
antes de que otro césped crezca con tu polvo y el mío."

(Omar Jayyam, Rubaiyyat)

martes, 18 de septiembre de 2018

CASTA DIVA (Relatos de la tierra amarga)












     En el equipo de música, los últimos acordes del aria Casta Diva de la Norma de Bellini, en la inigualable interpretación de María Callas registrada en Milán en 1954. En la mesa de cocina, un vaso alto con dos rosas algo desmayadas junto a una vela encendida. Cruzados sobre el plato todavía con restos de comida, descansan los cubiertos. La copa caída ha formado sobre el blanco del mantel un charquito de vino tinto. Al lado opuesto de la mesa, una mano de hombre se lleva a los labios la otra copa y la apura antes de echarse a la boca una lonchita de ese excelente jamón cortado con el mismo cuchillo largo y fino que acaba de abrirse paso repetidas veces en ella, lo mastica despacio mientas la mira así, acurrucada en el suelo, como dormida, si no fuera por la mancha pastosa de sangre que brota de su vientre encogido. Saca un bolígrafo del bolsillo interior de la chaqueta y, en un pósit amarillo de los que habitualmente utilizan para dejarse notas y la lista de la compra en la puerta del frigorífico, escribe: "Vivir contigo no puedo, sin ti es imposible". Deja el bolígrafo sobre el papel y se vuelve al fregadero, donde limpia bajo el grifo el cuchillo. Una vez secado con el paño, lo devuelve a su ranura en el cuchillero mientras el dulcísimo final del aria entra en un bucle de sonido antes de desvanecerse y el hombre comenta: "sublime mujer, la Callas, como tú, virginal en su arte, más puta que una coneja en la vida". Se da la vuelta. Su pie tropieza con una fotografía enmarcada, con el cristal roto. Tranquilamente, se dispone a salir de la cocina; para ello, ha de pasar por encima del cuerpo de la mujer. Coge el maletín y la gabardina del respaldo de la silla. Con la prenda doblada en el brazo, echa un último vistazo a su alrededor y comenta: "con mi inmenso amor por ti purificado y repuesta mi honra, ahora puedo salir a la noche".  La noche está deshabitada, el silencio en la calle es liviano y húmedo. En la primera alcantarilla que encuentra, tira las llaves.


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